La separación de una pareja supone siempre una reestructuración del núcleo familiar, de la forma de convivencia y el ritmo de vida de los menores en todos los ámbitos. En el contexto de una separación o divorcio la calidad de vida del niño, que debe aceptar la ruptura y adaptarse a la nueva situación, puede verse trastocada. La coordinación de parentalidad es una herramienta orientada a facilitar esa reestructuración.
La coordinación de parentalidad es un proceso alternativo de resolución de disputas centrado en los niños en virtud del cual el profesional de la mediación asiste a los progenitores en situación de alta conflictividad a implementar un plan de parentalidad, ayudándoles a resolver oportunamente sus disputas, ofreciéndoles psicoeducación con respecto a las necesidades de sus hijos y -previo consentimiento de las partes y/o el juzgado- tomando decisiones en base a los términos y condiciones establecidos por la resolución judicial, o por el cuarto de designación del coordinador de parentalidad.